" Dos acorazados asignados a la escuadra de entrenamiento habían estado de maniobras en el mar con tempestad durante varios días. Yo servía en el buque insignia y estaba de guardia en el puente cuando caía la noche. La visibilidad era pobre; había niebla, de modo que el capital permanecia sobre el puente supervisando todas las actividades.
Poco después de que oscureciera, el vigía que estaba en el extremo del puente informo:
El vigía respondió "Directo, capitan"
El capitán llamo al encargado de emitir señales. "Envia este mensaje: Estamos a punto de chocar; aconsejamos cambiar 20 grados su rumbo."
Llego otra señal de respuesta: "Aconsejamos que ustedes cambien 20 grados su rumbo"
El capitán dijo: "Contesteles: Soy Capitan; cambie su rumbo 20 grados".
"Soy marinero de segunda clase -nos respondieron-. Mejor cambie su rumbo 20 grados".
La linterna del interlocutor envió su ultimo mensaje: " Yo soy un faro."
Cambiamos nuestro rumbo."
En este relato, podemos ver la realidad que aparecía reemplazada por una percepción limitada; una realidad tan importante para nuestra vida cotidiana como lo era para el capitán en la niebla.
Los principios son como faros. Son leyes naturales que no se pueden quebrantar.
La "realidad objetiva", esta compuesta por principios -"faros"- que gobiernan el desarrollo y la felicidad humana: leyes naturales entretejidas en la trama de todas las sociedades civilizadas a lo largo de l historia, y que incluyen las raíces de toda familia e institucion que haya perdurado y prosperado.
Algunos de estos principios son:
- rectitud
- integridad
- dignidad humana
- servicio
- calidad o excelencia
- potencial
- paciencia, etc.
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